Neurodivergencia, enfermedad mental y discapacidad psicosocial
Por: Raquel Rojas (2022)
Neurodivergencia, enfermedad mental y discapacidad psicosocial
Por: Raquel Rojas (2022)
En la segunda década del siglo XXI se acrecienta el debate respecto a la diferencia entre neurodivergencia, enfermedad mental y discapacidad psicosocial. En lo personal argumento que no debería haber diferencia, por varias razones:
1) El término "enfermedad mental" es estigmatizante. Hoy por hoy, para el grueso de la sociedad, cuando una persona da a conocer que es enferma mental, se le deshumaniza, con todas las consecuencias violentas que ello conlleva adicionales a la necropolítica: violencia emocional, económica, física, psicológica, discriminación capacitista/cuerdista.
2) Toda persona discapacitada requiere ajustes y apoyos. Dado que todos los grupos de personas hoy clasificadas como enfermas mentales o discapacitadas psicosociales o neurodivergentes o con dificultades de aprendizaje necesitan apoyos y su entorno deberá tener ajustes, todas ellas son discapacitadas.
3) Los diagnosticados con trastornos mentales que comenten crímenes como el abuso sexual infantil y el asesinato, siguen siendo seres humanos. Deshumanizar a un grupo, crea jerarquías para el resto de personas en el planeta. Pero cuidado, esto no quiere decir que no deba existir justicia para las víctimas y sus familias. Al institucionalizar a quienes han cometido crímenes, se les están brindando una serie de ajustes y apoyos.
Diagrama de Venn, donde se muestra a las enfermedades mentales como discapacidades psicosociales, y otro círculo para indicar que sólo algunas neurodivergencias son discapacidades psicosociales. Fuente: elaboración propia.
Comenzaré por explorar las primeras dos razones y hacia el final de esta entrada de blog, me ocuparé de la última. Los modelos de discapacidad que incorpora esta propuesta por incluir las enfermedades mentales bajo el paraguas de neurodivergencia son el social, de diversidad, de espectro, identitario y de derechos humanos. La discapacidad debe ser vista como parte natural de la biodiversidad humana, incluyendo la diversidad neurológica. Las barreras externas requieren el acceso personalizado y sin restricciones a ajustes y apoyos en diversas áreas, puesto que cada persona lo vive de diferente manera y porque los ajustes y apoyos son derechos humanos. Cada comunidad neurodivergente tiene rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y afectivos, algunos de los cuales se comparten entre sí y con la comunidad disca a nivel mundial. La interseccionalidad de varios sistemas de opresión además del capacitismo (cis-hetero-patriarcado, capitalismo, racismo) dan como resultado sub-culturas dentro del colectivo disca y de las diferentes comunidades de neurodivergentes.
Es importante subrayar que con esta propuesta no argumenta que todas las personas hoy en día son "un poco discapacitadas". En cambio, se reconoce que se están violando los derechos de una cantidad enorme de la población mundial ya que el grupo de discapacitades psicosociales es mucho más grande de lo que actualmente se reconoce debido a ideas capacitistas (modelos médico y asistencialista) y capitalistas. Además, en ningún momento se están negando las dificultades, incomodidades o dolores físicos que les neurodivergentes y/o discapacitades psicosociales experimenten aun en entornos privilegiados donde los ajustes y apoyos sean realmente accesibles.
Diagrama de Venn, donde se ilustra a las enfermedades mentales y a las neurodivergencias separadas, pero ambas dentro del concepto de discapacidades psicosociales Fuente: elaboración propia.
Asimismo, la población que hoy no es discapacitada, debe reconocer que al llegar a la tercera edad, muy probablemente necesitará por lo menos algún tipo de ajuste o apoyo, por lo que conforme avanza nuestra edad, todes nos convertimos en discapacitades. Reconciliarnos con esta realidad inevitable necesariamente provoca un cambio de paradigma que universalmente des-estigmatiza la discapacidad. Parte de esos cambios son la reapropiación de términos como "loca, loco, locx" por parte de activistas que son discapacitades psicosociales. Esta re-significación de términos peyorativos obedece a la lucha por defender la identidad propia bajo términos alejados del capacitismo/cuerdismo de la sociedad.
Las preguntas que inevitablemente surgen con la propuesta de considerar todas las enfermedades mentales como neurodivergencias son, por lo menos, las siguientes:
1) ¿Hasta qué punto la CIE y el DSM siguen siendo relevantes para la comunidad neurodivergente? ¿Y para la comunidad disca?
1.1) Si la única diferencia entre neurodivergencia y enfermedad mental será que la primera sea considerada socialmente una "condición" y la segunda un "trastorno", ¿cuál es la diferencia real entre ambas palabras, si en la CIE y el DSM se usa la palabra trastorno para todos los casos?
La CIE y el DSM tienen bases capitalistas , racistas y eugenistas. Aun si el día de mañana cambiaran el término "trastorno" por el de "condición" en estos manuales, nada cambiaría realmente, mismo caso si además sustituyeran la palabra "síntomas" por "rasgos". Y la razón por la que nada cambiaría es que se necesitaría un rediseño sistémico de la economía, la educación y la justicia a nivel mundial con el fin de que existiera una verdadera transformación anticapacitista y por lo tanto una sociedad equitativa y justa. Ese tipo de cambios toman por lo menos un siglo. Por otro lado, la palabra "condición" me parece un eufemismo igual que "diversidad funcional", "especial" o "capacidades diferentes". Quienes están en contra del uso de la palabra "trastorno" pero al mismo tiempo no quieren usar el término "discapacidad", optan por decir "condición". Hoy por hoy, decir "condición" no supone un cambio radical de paradigmas, simplemente hace sentir menos incómodas a las personas que en algún nivel subconsciente o muy consciente, siguen considerando las diferencias en cuerpos y mentes como algo que no debería existir.
Diagrama de Venn, conformado por tres círculos concéntricos. Al centro, las enfermedades mentales dentro del círculo de neurodivergencias, que a su vez está dentro del concepto de discapacidades psicosociales. Fuente: elaboración propia.
2) ¿Se debería resignificar el término para considerar enfermas mentales únicamente a las personas que hacen daño a otras? Específicamente me refiero a la pedofilia y a quienes comenten asesinatos.
2.1) ¿Cuáles serían las soluciones para que hubiera justicia restaurativa en estos casos?
3) Si eliminar la distinción entre enfermedad mental y neurodivergencia representa un problema para ciertos grupos, ¿no es acaso debido a la necesidad consciente o inconsciente de sentirnos superiores a otras personas?
Estas preguntas resultarán en conversaciones incómodas. No pretendo responderlas satisfactoriamente porque las soluciones necesariamente vienen de la colaboración comunitaria, no de una sola persona. Simplemente quiero explorar las implicaciones que estas interrogantes tienen.
Por supuesto que considero que cualquiera que abuse sexualmente de una cría o asesine a otra persona, tiene graves problemas de salud mental. La institucionalización (cárcel o, en algunos casos, hospital psiquiátrico) ha sido la única salida que se ha encontrado hasta ahora, para evitar que estas personas sigan dañando a otras. En lo personal no creo que la cárcel restaure aquello que se rompe dentro del tejido social en casos de asesinato o abuso sexual infantil. Dentro de los hospitales psiquiátricos se comenten todo tipo de abusos en contra de pacientes que no son culpables de ningún crimen. Mismo caso en las cárceles.
Un sólo círculo con el título: Dispacacidades psicosociales diagonal neurodivergencias. Dentro del círculo se integran muchos nombres de trastornos, de los cuales varios hoy se consideran enfermedades mentales. Fuente: elaboración propia.
Estoy segura que quienes son diagnosticados con enfermedades mentales y comenten crímenes siguen siendo seres humanos. Si comenzamos a deshumanizar a algunos, terminaremos por deshumanizar a quien se nos ocurra, que es en la situación en la que nos encontramos a nivel mundial. Si estas personas no pueden vivir libremente debido a las diferencias mentales que les provocan actuar de manera tan violenta, entonces requieren de apoyos y ajustes dentro de una institución. Y sí, esto significaría "meter en la misma bolsa" a alguien autista, a alguien que usa silla de ruedas, a un sordo y a un asesino o a un pederasta. No se me malinterprete: siento repulsión al hacerlo porque estoy condicionada por mi socialización a pensar que todas las jerarquías son benéficas y necesarias La dificultad de conciliar todo esto me tiene agotada. Lo que me impulsa a seguir escribiendo es el hecho de que ya estamos todes en la misma bolsa: la bolsa de la humanidad y el hecho de que llegada la vejez, todes nos convertimos en discapacitades. Los criminales que requieren institucionalización están discapacitades por sus diferencias mentales. Pero esta frase me lleva a otra pregunta: ¿será que el DSM y la CIE realmente sí pueden servirnos únicamente para casos de crímenes?
Tal vez esta propuesta no llegue a ningún lado porque representa cambios de paradigma que actualmente resultan inconmensurables, por no decir imposibles. O quizá porque estoy cayendo en alguna falacia. O porque realmente no tengo idea de lo que estoy hablando. Sólo el tiempo lo dirá.